Estudiantes participan en una reunión sobre preparación en el condado de Washington, Arkansas. ©Save the Children, 2017.
Por Jeffrey Schlegelmilch y Jonathan Sury
Implicaciones para la Salud Pública
Las instituciones que sirven a los niños juegan un papel esencial en su protección en los desastres. Las coaliciones comunitarias pueden identificar e implementar estrategias de preparación enfocadas en los niños para construir resiliencia comunitaria.
Todos los días, aproximadamente 69 millones de niños estadounidenses se despiden de sus familias para ir a la escuela, centros de cuidado infantil y una variedad de otros programas para niños. Este es un recordatorio de que, aunque los padres y los cuidadores son quienes más influencia tienen en el desarrollo de sus hijos, también forman parte de una comunidad más amplia que tiene un rol en el crecimiento, desarrollo y seguridad de los niños. En un desastre, las comunidades pueden volverse más importantes que nunca para el bienestar de un niño.
Los niños en edad escolar están bajo el cuidado de más de 8.5 millones de miembros del personal escolar en más de 132,000 escuelas públicas y privadas en todo el país, así como en muchos otros entornos de cuidado infantil (con otros 1.2 millones de empleados). Además, algunos niños pueden ser atendidos en centros de salud, hogares temporeros/de acogida u otros lugares a largo plazo.
Debido a que gran parte del crecimiento y desarrollo de los niños ocurre fuera del hogar, su resiliencia al desastre está directamente vinculada a la resiliencia de su comunidad. Sin embargo, según nuestra encuesta de las opiniones de los estadounidenses sobre los niños en desastres, más de un tercio no confía en la capacidad de su comunidad para satisfacer las necesidades de sus hijos en un desastre. Y aunque esta misma encuesta muestra una disminución de la confianza en el gobierno comparado con la década pasada, también muestra que más de la mitad de los encuestados esperaban poder reunirse con sus hijos a las pocas horas de un gran desastre.
Esta desconexión entre la expectativa y la realidad significa que los legisladores y profesionales tienen que superar grandes obstáculos para cumplir con el nivel de servicio esperado por los padres y cuidadores. Para aproximarse a este desafío, a menudo se aborda los problemas a nivel nacional o global. Examinar las preguntas a este nivel les permite construir marcos y objetivos estratégicos con un número reducido de actores, pero no crean soluciones que incluyan las voces de las millones de personas y organizaciones que responden al desastre. Este aporte podría tener una enorme influencia en nuestros hijos.
Debido a esto, hay un número limitado de herramientas, planes, asociaciones y ejercicios a nivel comunitario enfocados específicamente en las necesidades de los niños. Los programas y políticas heredados por instituciones comunitarias a menudo se diseñan en niveles altos de gobierno y brindan pocos espacios a las comunidades para contribuir en su desarrollo. Las comunidades se encuentran en la parte media de una pirámide que los carga con heredar desde arriba estrategias muy amplias que a su vez deben traducirse en acciones que pueden ser llevadas a cabo por las instituciones que sirven niños, individuos y familias que constituyen la base de nuestra resiliencia nacional.
Figura 1. Funciones de la sociedad civil y estilos de lenguaje para la resiliencia.
La Iniciativa Resilient Children/Resilient Communities
Para abordar esta deficiencia, el National Center for Disaster Preparednedss (NCDP), parte del Earth Institute de Columbia University y Save the Children pilotaron la Iniciativa Resilient Children/Resilient Communities (RCRC). Gracias a una subvención de la compañía biofarmacéutica GSK. Inicialmente, la iniciativa se concentró en la [construcción de resiliencia comunitaria centrada en los niños] (https://vimeo.com/238126551) utilizando un enfoque de preparación. Actualmente, en su segunda fase, se ha expandido el modelo para aplicar lo que se ha aprendido sobre la preparación previa al desastre para ayudar a las comunidades en estado post-desastre a reconstruirse más fuertes.
La Iniciativa RCRC postula que la construcción de la preparación intersectorial a nivel comunitario puede congregar y construir una red más resiliente de individuos y organizaciones al conectar las instituciones que sirven a los niños con los esfuerzos de preparación estatales y federales. La iniciativa se basa en las Coaliciones para la Resiliencia Comunitaria (CRC) locales que desarrollan e implementan estrategias destinadas a mejorar la capacidad de una comunidad para satisfacer las necesidades de sus niños en caso de un desastre. Las CRC se forman en asociación con organizaciones comunitarias existentes que trabajan con niños, las instituciones que sirven a estas y los socios de la comunidad, como manejo de emergencias y socorristas. Además de las estrategias CRC, se creó la Caja de Herramientas de la iniciativa RCRC (RCRC Toolbox) para proporcionar herramientas que las comunidades pueden usar para alcanzar sus objetivos y compartirlas con otras personas interesadas en mejorar la resiliencia comunitaria centrada en los niños.
Figura 2. Modelo de resiliencia comunitaria centrado en niños: membresía directa de la CRC (izquierda), impacto y alcance (derecha).
Esta iniciativa también ha servido para amplificar la voz de las comunidades en las discusiones nacionales. Bajo esta iniciativa, los CRC se han incluido en discusiones de alto nivel a través de una sesión informativa del Congreso, reuniones con agencias de gobierno, conferencias nacionales, artículos de opinión y una amplia cobertura en los medios de comunicación.
El éxito de la iniciativa se puede medir mediante la participación en eventos, talleres y capacitaciones enfocados en la preparación, y los esfuerzos comunitarios para mantener las necesidades de los niños en desastres al centro de las conversaciones sobre la construcción de resiliencia en las comunidades. También hemos escuchado anecdóticamente que modificar las conversaciones de preparación para poner a los niños en primer plano fortalece la cultura de preparación y la toma de decisiones en general, aunque esto es más difícil de medir.
Cuantificamos el éxito de la iniciativa utilizando el Índice de Preparación Comunitaria (CPI, por sus siglas en inglés), que evalúa el inventario actual de una comunidad de las políticas, directrices, liderazgo y mejores prácticas de preparación centradas en los niños. Los ocho sectores comunitarios medidos por la herramienta incluyen dónde los niños son cuidados por otros (por ejemplo, escuelas públicas y privadas, centros de cuidado infantil, hogares de cuidado, hogares de crianza), dónde pueden estar después de un desastre (por ejemplo, hospitales, refugios de emergencia) y qué organizaciones podrían coordinar recursos en un evento (por ejemplo, manejo de emergencias).
Miembros de las coaliciones hablan durante la visita al Congreso en Washington, D.C. ©Jonathan Sury, 2018.
Nuestro objetivo era aumentar el puntaje del CPI de cada comunidad en dos de estos sectores en al menos un 25 por ciento, lo que indicaría que la capacidad del sector para abordar las necesidades de los niños en desastres había aumentado. Después de dos años y medio, las comunidades del piloto mejoraron al menos cinco sectores en al menos 25 por ciento. Medir las políticas colectivas, la gobernanza y las mejores prácticas que permiten a las comunidades satisfacer las necesidades de los niños es un gran desafío. El IPC proporciona una vía para medir estos sistemas.
Trabajar a nivel comunitario es un desafío y el cambio sistemático es lento. La resiliencia comunitaria es un mosaico de estructuras cambiantes de gobierno, personalidades, contexto, trauma histórico y recursos limitados. Sin embargo, estos no son factores infranqueables. Al confiar en los socios en la comunidad y reconocer sus logros y fortalezas, al mismo tiempo que escuchamos y anticipamos sus necesidades, podemos ayudar a construir soluciones sostenibles.
La hoja de ruta para la resiliencia puede ser elogiada a nivel nacional, pero ésta debe estar arraigada en las personas e instituciones de nuestras comunidades que puedan dar luces de cómo poner en práctica las estrategias donde más importa. Al acercarnos a esta complejidad, en lugar de huir de ella, podemos realmente construir resiliencia nacional centrada en los niños desde la base.
Traducido por Antonia Samur
Herramientas Sugeridas
Caja de herramientas RCRC Una colección dinámica de recursos desarrollada y seleccionada a través de la iniciativa Resilient Children/Resilient Communities (RCRC) para el beneficio de aquellos que trabajan para hacer que nuestras comunidades y nuestros niños sean más resilientes a los desastres.
Hoja Informativa Resilient Children/Resilient Communities Una hoja informativa que describe la Iniciativa Resilient Children/Resilient Communities (RCRC), un modelo de preparación para desastres enfocado en los niños dirigido a instituciones que sirven a niños.
Para obtener una lista de todas las herramientas incluidas en esta colección especial, [visite el Índice de herramientas para niños y desastres] (/resources/suggested-tools).
Jeff Schlegelmilch is the deputy director for the National Center for Disaster Preparedness at Columbia University’s Earth Institute. In this role, he oversees the operations and strategic planning for the center. Schlegelmilch also oversees projects related to the practice and policy of disaster preparedness. His areas of expertise includes disaster policy, public health preparedness, community resilience, and the integration of private and public sector capabilities.